lunes, 26 de mayo de 2014

Gritos,
gritos de placer,
pupilas dilatadas
y piel de gallina.

Susurros entre cortados
que terminan en mordida de labio.

Apretar fuerte los dedos
contra su piel,
la espalda que le protege de mi ser.

Hacerlo con los ojos cerrados,
tener activo los otros sentidos,
llegar al clímax a la vez.

Tirarnos,
sudados al suelo
para saborear más el placer,
mirarnos
y sonreir a la vez.

Salir por la puerta
y saber que no habrá próxima vez.