Ser pequeña
y delgada
tiene una gran ventaja,
esa ventaja que solo conozco
cuando te acercas a mí,
apoyas tu mano sobre la línea de división
entre mi espalda
y los glúteos,
y me empujas hacia el paraíso carnal.
Notar esa facilidad
que tienes al llevarme
a donde más te apetezca,
ese momento en el que me abrazas,
coges
y me aplastas contra tu pecho
y entre tus brazos,
esa facilidad que tienes
al lanzarme a tu cama
y jugar con mi cuerpo,
esos instantes
en los que adoro ser pequeña.
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